El libro tiene un propósito práctico, aspecto que a menudo pierden de vista quienes se extravían en marañas teológicas. Así que, podemos asimismo estar seguros de que los cristianos primitivos lo entendieron. También el creyente moderno puede comprender el libro de hebreos. El documento, sin embargo, no desvelará su mensaje fácilmente. Su argumentación cuidadosamente tejida requiere un grado de concentración al que estamos menos acostumbrados de lo que lo estaban nuestros antepasados. Solo cuando nos detenemos y dejamos que Hebreos nos muestre su mensaje en sus propios términos, podemos entenderlo y captarlo en su integridad.